Intel perdió, dormido en sus laurales, la posición que tenía como la compañía con mejores procesos litográficos. Eso sí, hay que reconocerle que sus 14 nm han dado mucho de sí en los últimos años, y mucho más de lo que habría esperado cualquier empresa de producción de chips. Esa falta de reducción en el nodo litográfico mandó al carajo la cadencia intergeneracional de mejorar el proceso de fabricación (tic) y a la siguiente mejorar la arquitectura (tac). Esto conforma el modelo denominado tictac de la compañía como si de un reloj perfectamente engrasado se tratara —mas un reloj estropeado en los últimos años—.
El nuevo director ejecutivo de la compañía, Pat Gelsinger, ha asegurado que retoman el modelo tictac toda vez que han solucionado los problemas con el uso de luz ultravioleta extrema en la producción y los procesadores a 7 nm llegarán en 2023. No ha indicado exactamente cuándo empieza la recuperación de este modelo ya que los 10 nm llegaron hace un par de años en procesadores de portátiles y este año llega a los sobremesas con los Alder Lake S. Con esto dejarán atrás el tictac-crac-crac-crac que han mantenido ahora, que sonaba a reloj escacharrado. Dejando las bromas a un lado, han seguido el modelo de proceso-arquitectura-optimización-optimización-optimización (-optimización-optimización-optimización-optimización-optimización-optimización). Lo siento, no lo he podido resistir.
Quizás lo instauren a partir del próximo año 2022 con una mejora de arquitectura (un tac) y luego en 2023 un cambio de litografía (un tic) a los 7 nm. Tampoco es que necesariamente esté relacionada la mejora de procesos litográficos con una reducción en nanómetros. Pero sea como sea, Gelsinger ha reinstaurado esta mentalidad en sus empleados para que Intel sea previsible en lo que se puede esperar de ellos en lo que concierne a arquitecturas y litografías.
Vía: AnandTech.