La actual situación de sobredemanda de chips se espera que se corrija a mediados de 2022, aunque otros dicen que hasta 2023 no se saldrá del bache. Al final será algo intermedio según el sector, por lo que nos queda al menos un año más de esta situación. Sin embargo, un veto que se está preparando a la importación de un líquido litográfico usado en la fabricación de las obleas podría empeorar la situación y retrasar bastante la salida de esta situación.
El aviso ha sido dado por Intel ya que sería la mayor perjudicada por el veto que prepara la Comisión Internacional de Comercio (ITC) estaounidense. Hace referencia a un líquido o lechada usado para la planarización química-mecánica en el proceso de fabricación y que actualmente se importa desde Japón y Taiwán bajo el nombre comercial de Optiplane. Ese líquido es básicamente un abrasivo que se usa para pulir la superficie de las obleas durante su fabricación para que los pasos siguientes partan de una superficie plana. Al proceso se le llama «pulido químico-mecánico».
El fabricante del líquido, Rohm & Haas perteneciente a DuPont, habría infringido una serie de patentes de la estadounidense CMC Materials, la cual ha pedido el veto de importación. Intel avisa de que buscar otra fuente para el líquido de pulido puede llevar hasta dos años, y que incluso los cambios más sutiles en este líquido está extensamente estudiado que tienen un gran impacto en la producción de las obleas.
Intel no sería el único impactado por este veto, pero sí el más afectado porque tiene la mayoría de sus plantas de fabricación en suelo estadounidense. Alega que la prohibición de Optiplane llevaría a un conflicto con la seguridad nacional e intereses económicos. Debido a ello, los abogados del ITC se han mostrado a favor de que haya una demora de dos años para que entre en efecto el veto para que las compañías como Intel busquen un sustituto a Optiplane.
Vía: Tom's Hardware.