Apple está exprimiendo al máximo la arquitectura Arm para sus procesadores, pero los núcleos de la CPU de los que siempre se habla no son los únicos que se incluyen en ella. Hay otros núcleos mucho más pequeños dedicados a tareas específicas, como por ejemplo la gestión de las interconexiones, la energía del chip o para mantener la coherencia de la caché. Esos núcleos también son de arquitectura Arm, aunque llegan rumores de que Apple estaría pasándolos a la arquitectura RISC-V.
Esta arquitectura es la que está teniendo un desarrollo más rápido en los últimos años, y como dijo Jim Keller: «funciona, es abierta, es donde está la innovación y superará al resto de arquitecturas». Si lo dice el responsable de la base de las arquitecturas actuales de AMD y Apple habrá que tomárselo en serio. El cambio además le aportaría a Apple una reducción de costes en el terreno de las licencias, que nunca le viene mal por los cientos de millones de procesadores que TSMC produce para ella cada año.
Los núcleos que se suelen usar para esas tareas son los más sencillos y que suelen estar presentes en microcontroladores de todo tipo, refiriéndome a las CPU simplificadas que están en SSD, una tostadora o una nevera. Por ejemplo, los núcleos de la serie Cortex-M de Arm de bajo consumo. Otras compañías también están usando la arquitectura RISC-V para sus propios procesadores, como por ejemplo las unidades de procesamiento tensorial (TPU) de Google.
La principal ventaja es la versatilidad de la arquitectura RSIC-V. Donde Arm proporciona un núcleo con partes que no se pueden modificar —más por todo lo que habría que tocar como consecuencia de ello con el permiso de Arm y el coste que tendría que porque realmente no se pueda—, RISC-V es de código abierto y cualquiera puede modificarlo a su antojo. La arquitectura RISC-V tiene aportaciones de todo el sector y es el principal aliciente que tiene ahora mismo.
Fuente: SemiAnalysis. Vía: TechPowerUp.