Microsoft ha insistido desde la llegada de Windows 11 que la idea detrás de este sistema operativo era la de mejorar su seguridad. Así que forzó la necesidad de que los sistemas tuvieran el módulo de plataforma segura (TPM), que en la práctica lleva siendo un requisito para los fabricantes de placas base y otros PC desde 2016. Ha insistido en estos años que TPM 2.0 era una necesidad para generar y almacenar contraseñas de manera segura, e incluso lo indicó la semana pasada. Pero esta ya no es algo necesario y se ha caído de los requisitos para instalar Windows 11.

De hecho, ha eliminado en general todos los requisitos para su instalación, quizás con la idea de fomentar que más equipos se pasen a esta versión hasta el inevitable fin de la asistencia de Windows 10. La herramienta para ver si se cumplen los requisitos de Windows 11 sigue existiendo, pero permite instalarlo igualmente si no se cumplen tras aceptar que cualquier daño en el proceso en el equipo no es culpa de Microsoft y que no se van a recibir actualizaciones. La única pega es que aparecerá la marca de agua de que es un equipo no compatible que introdujo hace casi dos años. También se da información para volver a Windows 10 tras la instalación de Windows 11.

Vía: TechSpot.