Intel hizo público en mayo de 2023 su intención de simplificar la arquitectura x86 con una x86-S con la que pretendía convertir sus procesadores en modelos puros de 64 bits como ya hiciera Apple hace muchos años. Sin embargo, la coyuntura económica de la compañía está haciendo que recorte costes en proyectos que no aportan nada a corto plazo a la compañía, y eso significa que le ha metido un machetazo al equipo de desarrollo de la arquitectura x86-S.

Esa limpieza desde el punto de vista ingenieril es algo realmente necesario. Permite simplificar el conjunto de instrucciones y se eliminan ciertas estructuras en los procesadores que facilitan esa implementación de las ISA para aplicaciones de 16 bits y 32 bits. Un ahorro de espacio implica menos costes de producción por chip.

Lo gracioso de esta decisión es que en la práctica no se evita la ejecución de esos programas, sino que se haría a través de traductores, que podrían precisar un poco más de tiempo de cómputo, pero como son aplicaciones antiguas tampoco creo que impactara excesivamente. La eliminación de los 16 y 32 bits es una necesidad de cara a la seguridad, que es la principal razón por lo que lo hizo Apple. Pero como Intel está tan fuerte en el terreno de la seguridad (ironía), han debido de estimar que no es neceasrio.

Sea como sea, debido a la asociación con AMD para mejorar la arquitectura x86, el proyecto se aparca aunque duro que se tire a la basura porque como digo es una necesidad para la arquitectura x86 y su supervivencia futura. Pero ahora cualquier cambio debe ser acordado con AMD porque la arquitectura ARM está a punto de hacerle mucho daño. Ya se lo hizo que Apple prescindiera de los procesadores de Intel para abrazar los suyos propios en los Mac —con muy buen criterio—. Pero está aumentando sin cesar la oferta de procesadores ARM para el sector consumo y sobre todo para centros de datos, que es donde le está haciendo daño a AMD e Intel por igual.