EUA lleva imponiendo restricciones de todo tipo a empresas tecnológicas chinas, con especial atención en las dedicadas a la producción de semiconductores. Viene de la primera legislatura de Trump, pero con Biden las sanciones se han disparado. La teoría es que quieren evitar que tengan procesadores potentes para desarrollar una IA que cree mejor armamento. En la práctica China se ha hecho igualmente con los procesadores, pero se ha espoleado su producción nacional de chips y maquinaria litográfica. Así que ahora el ministro de Comercio de EUA, Gina Raimondo, ha dicho que frenar el desarrollo de chips en China es una misión imposible.
En su lugar cree que habría que invertir mucho más en la producción de chips en suelo estadounidense porque «la única forma de vencer a China es estando siempre por delante de ella», estando muy por encima en innovación. Lo curioso es que eso es precisamente lo que se lleva diciendo desde que se iniciaron las sanciones a China: que no iban a servir de nada, y de hecho han tenido un efecto negativo. No es la primera vez que EUA se embarca en este tipo de sanciones, y nunca han funcionado, por lo que el resultado era previsible. El problema es que probablemente Trump perpetúe y amplíe las sanciones, salvo que le aconsejen adecuadamente que dé marcha atrás.
El gasto de China en desarrollo de maquinaria litográfica y en producción de chips en general es tan grande que está haciendo grandes avances para igual tecnológicamente a Occidente y los países satélites de EUA. No ocurrirá pronto, pero en cinco años sí es posible que pueda tener una sana producción de chips fabricados con litografías semipunteras, y en algún año más podría igualar las litografías punteras de Occidente.
Al espolear la autosuficiencia de China en el sector de los semiconductores lo que se hace es quitar un arma para presionar a China: «si te pasas de la raya, te quedas sin chips».
Pero las palabras de la ministra estadounidense también tienen que ver con el veto chino a la exportación a EUA y sus aliados de tierras raras y otros elementos y productos que prácticamente solo se extraen, refinan o producen en China porque son procesos altamente contaminantes para el medioambiente. Los precios del galio o germanio se han duplicado desde que China controló su exportación, y ahora con la prohibición van a subir aún más.
La respuesta de China también ha ido por el lado de disparar la producción de chips con litografías maduras. En algunos casos está ofertando chips —de gestión de energía, RAM, etc.— iguales a los occidentales pero a mitad de precio, lo cual está causando cierto trastorno en los grandes productores occidentales. Es probable que la ministra también se haya dado al final cuenta de ello, pero la situación no parece que vaya a cambiar en el futuro cercano. No creo que China vaya a dejar de desarrollar maquinaria litográfica ni a aumentar su capacidad nacional de producción de chips.
Vía: Tom's Hardware.