Los procesadores Core Ultra 200 de sobremesa, llamados Arrow Lake, han decepcionado en el terreno de los juegos pero en el terreno profesional son bastante buenos, con poco que envidiar el Core Ultra 9 285K al recién lanzado Ryzen 9 9950X3D. Pero Intel va a hacerse de rogar en sus cambios para los jugones porque lo siguiente que pondría en el mercado sería un refresco de los Arrow Lake, con nulos cambios en la arquitectura, pero llegaría con algún cambio adicional, según los últimos rumores.
La compañía estaría planeando darle más potencia a la NPU, que ahora mismo la de los Arrow Lake es de unos 13 TOPS. Frente a los 50 TOPS que tienen los modelos de portátiles de distintas compañías, incluida Intel, no está mal pero aparentemente quiere enfocarse a la propaganda de algo que resulta poco útil a los usuarios finales. La NPU es algo totalmente transparente, que lleva una década en los procesadores de los móviles, por lo que no es algo que realmente interese. Nadie va a comprar un procesador porque tenga una NPU más o menos potente, o simplemente por que la tenga, porque lo que ejecuta lo puede ejecutar también la CPU o la GPU, con bastante más rendimiento aunque con menos eficiencia energética.
También habría renovación de los modelos de portátiles con los Arrow Lake HX, que tendrían que convivir con los Panther Lake en los Core Ultra 300 que llegarán a finales de año. Los Panther Lake son mucho más interesantes, por la potencia que van a tener, y por la iGPU incluida de hasta doce núcleos de tipo Xe3. Estos refrescos, de ser ciertos —y probablemente lo sean—, son innecesarios y una estupidez por parte de Intel. No hace falta lanzar una generación nueva cada año si no vas a hacer cambios sustanciales. En un refresco se toca principalmente la litografía, que puede permitir igual 200-300 MHz más de turbo máximo a mismo consumo, y poco más. Algo de mejora de rendimiento siempre hay, pero la arquitectura es la misma, y no es lo que necesita Intel.
Vía: Videocardz.